EL CONGRESO DE CULTURA IMPULSÓ
También se pidió más presupuesto y se proyecta crear un Consejo nacional.
Por: Vicente Muleiro
PREMIO. EN EL ACTO DE CIERRE, EL SECRETARIO DE CULTURA, JOSE NUN, SE LO DIO AL PIANISTA MIGUEL ANGEL ESTRELLA.
Con los propósitos de avanzar hacia una Ley Federal de Cultura y de crear un Consejo Federal, más la recomendación de aumentar el presupuesto para el área, contenidos en el documento final, cerró ayer aquí el Segundo Congreso Argentino de Cultura. San Miguel de Tucumán albergó durante cuatro días a unos 3.200 activistas, funcionarios, gestores, y --en menor medida-- creadores de las más diversas disciplinas culturales que hicieron de la ciudad norteña una babel de palabras proferidas bajo el signo de la propuesta, el franco debate o la agria discusión.
Esa declaración final que impulsa una ley y un organismo se encuadra en el afán de darle más densidad institucional a la cultura. En esa línea, el secretario del área en el plano nacional, doctor José Nun, dijo que el mayor logro fue haber concretado este segundo Congreso, como continuidad del que ya se había realizado en Mar del Plata en 2006.
Unos dos millones de pesos demandó este encuentro que se repartió en 18 mesas redondas, siete foros, decenas de charlas, muestras y actividades participativas. Además de
A la hora de ensayar un saldo surge uno evidente y es el impacto de la actividad en el ámbito público tucumano: generosos espacios resultaron desbordados para escuchar una charla de Osvaldo Bayer o un recital del pianista Miguel Angel Estrella; las salas de cine se mostraron repletas para asistir a debates con temas tan específicos como "Cultura, educación y sociedad del conocimiento" o "Los significados del Bicentenario".
Esta movilidad de estudiantes, docentes, profesionales y empleados en la misma provincia donde la mueca siniestra y despectiva de Antonio Domingo Bussi aún conserva adherentes, se apunta en el activo del Congreso. El cotejo franco de funcionarios y técnicos con un público que en muchas ocasiones se plantó con demandas postergadas -la crítica al centralismo cultural resultó una constante- fue otro rasgo.
Como en toda colmena cultural que se precie, las tensiones también circularon por el Congreso: la principal tuvo que ver con las acusaciones que pesan sobre el titular de la repartición de Cultura provincial, Mauricio Guzmán, que conserva una relación controvertida con ciertos medios locales por haber sido funcionario bussista ya en la era democrática. Guzmán soporta la objeción de círculos artísticos e intelectuales tucumanos y esa impugnación generó la reticencia de algunos ámbitos de la cultura provincial, fundamentalmente del universitario. La presencia de Guzmán, que inauguró el Congreso de Cultura el jueves 16, fue también la causa de las ausencias de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.
La no concurrencia del secretario de Cultura porteño, Hernán Lombardi -de viaje en Alemania- y de la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner -que se manifestó agotada y se quedó en Buenos Aires- también generaron comentarios en la prensa tucumana y entre los asistentes. Pero el secretario Nun se encargó de justificarlas todas y de despojarles cualquier marca controversial.
En algunos debates como "Cultura y sustentabilidad económica" y "Cultura, educación y sociedad del conocimiento" -en éste estuvo presente el ministro de Educación, Juan Carlos Tedesco- ciertos momentos de tensión reconocieron los mismos patrones: el reclamo enjundioso por la escasa presencia de las culturas regionales y las culturas originarias, tanto en la producción apadrinada desde las instituciones oficiales como en los programas educativos. En algunos pasajes de esas charlas el toma y daca de la discusión viró hacia la interpelación directa. Mas susurrada fue la crítica por cierto abuso de figuras retóricas ("sustentabilidad", "inclusión", "descentralización") y su difícil parangón con las realidades -sobre todo- provinciales.
Pero el entusiasmo y la politización fueron las marcas del Congreso. La crisis de Wall Street estuvo presente en las discusiones y fue ampliamente leída como un momento de reformulación y un desafío para el papel de la cultura y para las funciones del Estado. Muchas otras ideas danzaron en el aire tucumano y ahora aguardan algunas concreciones apuntadas en la declaración final: la realización de un nuevo Congreso en 2010 (ya se postuló la provincia de San Juan); la creación del Consejo Federal para dirimir las políticas públicas y la futura ley federal.
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