miércoles, 16 de diciembre de 2009

Solicito enviarme e-mails de otras personas que, en su opinión, convendría incluir en esta lista de difusión de mis textos gratuitos

CARTA ABIERTA A LOS PROFESORES DE LAS ESCUELAS FUNDAMENTALES RURALES, DE LAS ESCUELAS AGROTÉCNICAS, DE LAS FACULTADES DE CIENCIAS AGRARIAS Y A LOS

extensionistas agrícolas

Polan Lacki

En América Latina ya estamos llegando al consenso de que la más importante de todas las causas de la pobreza y del subdesarrollo rural es la inadecuación e insuficiencia de los conocimientos que poseen los habitantes del campo. Es decir, este consenso indica que existe pobreza rural no tanto porque a los pobres siempre les falten recursos productivos, sino porque les faltan las competencias necesarias - conocimientos, aptitudes, habilidades, valores y hasta actitudes - para que quieran, sepan y puedan corregir sus propias ineficiencias y utilizar los recursos disponibles, con mayor racionalidad, eficiencia y productividad. Esto significa que la pobreza y el subdesarrollo rural son consecuencias directas de las inadecuaciones y "disfuncionalidades" de nuestro anacrónico sistema de educación rural.

Con honrosas excepciones:

1) Las escuelas fundamentales rurales están otorgando una formación divorciada de las más elementales e inmediatas necesidades de vida y de trabajo imperantes en el campo; enseñan a los niños muchos conocimientos irrelevantes, en vez de enseñarles contenidos más pragmáticos que ellos puedan utilizar y aplicar en la corrección de sus ineficiencias y en la solución de sus problemas cotidianos. Es verdaderamente impresionante el "desencuentro" existente entre el "qué y cómo" estas escuelas deberían enseñar y "el qué y cómo" están enseñando en la actualidad.

2) Las escuelas agrotécnicas y facultades de ciencias agrarias están formando técnicos y profesionales muy teóricos quienes, al egresar, sencillamente no están en condiciones de solucionar los problemas más elementales de los agricultores.

3) La inadecuada formación en los tres niveles de la educación formal, recién mencionados, es a su vez la principal causa de la ineficacia de los servicios de extensión rural, porque los extensionistas no están preparados, ni técnica ni metodológicamente, para enseñar a los agricultores y éstos no están preparados para asimilar las enseñanzas que los extensionistas les transmiten.

Son tantas, tan graves y tan obvias las ineficiencias y distorsiones de dicho sistema y es tan negativa su incidencia en el futuro desempeño de los educandos (como agricultores, como empleados rurales, como padres y madres de familia, como ciudadanos y como miembros de las comunidades) que cuesta creer que aún sigan vigentes, pues ellas son sencillamente inaceptables. Asimismo es difícil entender las razones por las cuales nosotros como sociedad seguimos aceptando, pasivamente durante tantos años, estos anacronismos. Por lo tanto, es necesario y urgente que el referido sistema adopte procedimientos de mayor realismo y objetividad, en los contenidos curriculares, en los métodos pedagógicos y en la administración de las escuelas.

Ya no hay tiempo para seguir formulando justificaciones, reales o imaginarias, del "porque" el sistema de educación rural no lo ha hecho hasta la fecha. Es necesario eliminar estas ineficiencias y distorsiones pero hacerlo de inmediato, aunque las escuelas estén empobrecidas y mal equipadas y aunque sus presupuestos sean muy limitados. Es necesario hacerlo, con o sin decisiones políticas de alto nivel, con o sin recursos externos adicionales; porque ellos no son tan imprescindibles como suelen afirmar los dirigentes de los sindicatos de profesores.

Quienes deben ser los protagonistas del cambio: el Ministro de Educación, los parlamentarios o los propios profesores?

Aunque reconocidamente existan factores externos al sistema educativo que dificultan su mejor desempeño, gran parte de las "disfuncionalidades" de la educación rural se originan en las propias escuelas y en los propios docentes; idem en las propias agencias locales de extensión rural y en los extensionistas. Por esta razón, son los propios profesores y agentes de extensión quienes pueden eliminar o corregir gran parte de ellas; por más adversas que sean sus condiciones laborales y “salariales” y por más deseadas o deseables que sean las ayudas externas.

Gracias a las actuales políticas de descentralización, delegación y desconcentración educativa, el mejoramiento de la calidad de la educación rural no necesariamente debe ocurrir por iniciativa, decisión y acción del Ministro de Educación, del secretario provincial/departamental de educación, de los legisladores del parlamento nacional o provincial, del gobernador de la provincia, del rector de la universidad, del decano de la facultad o del director nacional del servicio de extensión rural. Además, seamos objetivos y realistas, el ministerio nacional y la secretaria provincial de economía/finanzas difícilmente harán una generosa inyección de recursos financieros al sistema de educación rural. En estas condiciones, la introducción de cambios debe depender mucho más de los propios profesores y extensionistas que de las autoridades del país; mucho más de la voluntad y decisión personal de cada educador que de la voluntad y decisión política de los gobiernos.

En base a estos antecedentes, se propone que los propios profesores y extensionistas asuman como suyo el desafío de corregir aquellas muchas distorsiones que son "corregibles" por ellos mismos. En vez de seguir reivindicando, infructuosamente durante años y décadas, que el gobierno nacional promueva una macro-reforma impulsada desde arriba hacia abajo y desde afuera hacia adentro del sistema educativo, se sugiere que los profesores y extensionistas realicen sus propias reformas, desde abajo hacia arriba y desde adentro hacia afuera del referido sistema.

A propósito, en la sección "Artículos" de la Página Web: http://www.polanlacki.com.br están descritas las medidas internas que los profesores y los extensionistas pueden introducir, aún sin contar con las tan reivindicadas ayudas externas.

El empezar la reforma desde adentro y desde abajo, es una manera pragmática y eficaz de romper la inercia y el inmovilismo que actualmente imperan en gran parte del sistema de educación rural. Es necesario eliminar el mito de que no podemos mejorar la calidad de la educación rural porque siempre "faltan recursos y decisiones políticas de las autoridades nacionales y provinciales", porque tal justificación no siempre es verdadera.

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