"BLUES DE AMOR Y ODIO PARA CANTAR ALGÚN DÍA"
2 Octubre 2008 "Blues de Amor y Odio para Cantar algún Día" Este poema está contenido en el nuevo libro de Juan Carlos Castrillón titulado "Blues de Amor y Odio para Cantar algún Día". Si te interesa puedes recibirlo completamente gratis. Solo mándanos un correo al colectivo Castrillón renueva la poesía en el continente: Al fin un libro de poesía que dinamitará el conformismo literario en México. El autor abreva de las màs disímbolas influencias( Dylan, José Alfredo, Cohen, Pavese, Neruda, Lautremont, Brecht, etc.) para expresar la gran rabia -aún malcontenida- del pueblo mexicano. Castrillón arriesga demasiado, y sale bien librado de el esfuerzo, utiliza magistralmente la grosería, la mala palabra, la vulgaridad, la metáfora sucia, el feismo más exacervado, para expresar la violencia que todo carcome, el desamor, y la fe en la humanidad que sigue en pie de lucha, el amor en su expresión más contradictoria y salvaje , esto es algo de lo que podemos leer en este texto, seguramente producto de muchas noches de mezcal. Felicito profundamente al autor por renovarme la fe en la poesía. ¡Salud por el viejo blues en manos del poeta! Nazario Soto. CONTACTO: ladecenatragica@yahoo.com.mx El Último Blues A todos les canté al mismo viejo blues Que explica por qué me abandonaste. Bajé hasta lo más hondo Del insaciable barranco Donde la ignominia se nutre Con el germen despótico De los sueños masacrados. Vi tambalearse al imperio Sacrificando hormigas de carne y hueso Apiñadas sádicamente A la única esperanza. Escuché el lento letargo De todas las criaturas Por la ausencia de Dios. Olfateé el sudor ennegrecido De mis semejantes Exahustos por la depredación De nuestra especie. Bebí la rabia Y la vergüenza aplastante De estar vivo Entre los escombros cósmicos. Manoteé inútil Entre tantas multitudes Uniformadas por la costumbre Del hartazgo. Recorrí cantinas, hoteles Burdeles y antros sonámbulos. Fui echado a patadas De todas las pocilgas Me levanté con los labios reventados Entre el desorden infame De las avenidas. A todos les canté el mismo viejo blues de por qué me abandonaste. Aterrizé en las callejuelas Asfaltadas sin falta Por la exacta indiferencia. Viajé en ascensores Atiborrados de pulcra desconfianza. Crucé aterrado Por océanos De seres descompuestos. Escupí en el viento Que oxida Las gargantas del rebaño. Y me subí en autobuses Que me llevaron A alturas tales Donde el despeñadero Bramaba de gula A nuestro paso. Y le canté otra vez al fiel teporocho Adormilado Con la conciencia aún tibia El mismo viejo blues de por qué me abandonaste. Y la enfermera se carcajeó de mi cinismo. Y el policía gesticuló sin comprender. Y la contorsionista repitió su pregunta. Y el traficante me palmeo la espalda lastimeramente. Y el músico callejero me dio su veredicto: Lo mejor es ser sensible. Y aquel tipo anónimo entre la masa Me dijo comprensivo: Al principio sientes cierto miedo, pero luego te echas a volar, ves todo desde la ESTRATÓSFERA, y al fin eres libre. Y el anciano sentenció entre el humo desventrado: En todo siempre hay más de lo que uno cree. Todo es desatino. Solo eres un fanático, adicto a la grandeza femenina. Amas la enorme entrega de la mujer, ese misterioso representante de la humanidad que siempre ha obnubilado con su desmesurada belleza al pobre triste hombre. La más alta floración de la materia.< /font> Debes esforzarte, fluye, suda, resuella. Actúa, solo tienes vida que vivir. Solo se lo que serás. Y todos escucharon el mismo viejo blues que cuenta por qué me abandonaste. |
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