martes, 24 de marzo de 2009

EL TÉRMINO. Medea, el tiempo inalterable

EL TÉRMINO. MEDEA, EL TIEMPO INALTERABLE

Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral

Desde 1975 al servicio del teatro argentino y latinoamericano


El término

Medea, el tiempo inalterable

De Rolando Pérez

Con María Forni, Silvia Petcoff

Vestuario: Belén Serra Delmar

Asistente: Juan Lepore

Dirección: Carlos Ianni

EL TÉRMINO

La oscuridad intensa es el pasaje hacia el otro lado, la dimensión donde se cuenta la historia. Un lugar al que se llega en medio de un vendaval, esquivando truenos intemporales. Entre sonidos de cuerdas que preanuncian la elegía; del viento, ese escultor incansable y eterno. Una mujer, ataviada con harapos, hunde sus manos en una caja y la levanta dejando caer arena por entre sus dedos. Vuelve a repetir el ritual y levanta agua. “El río conduce al cielo en su reflejo inexorable, llevando el tiempo más allá, dejando un hilo fino de brillo para herir con el recuerdo”. El espacio es amplio y vacío.

Otra mujer viene a buscarla por un trabajo. La vio en la procesión de la feria y supo quién es; lo de los argonautas, del destino de su hermano, lo de la adúltera, pero no sabe cómo murieron los niños. “Mientes. Todo el mundo, toda Grecia, sabe cómo murieron mis hijos”, y le relata el episodio más escabroso de la humanidad. Luego, hacen un pacto inalterable.

Rolando Pérez intenta asimilar el mito a una máquina en cuyo centro se puede adivinar una zona oscura de energía poderosa. En su círculo giran, constantemente atraídos, los hombres forzados a acercársele a su esencia y misterio, sin conseguirlo. Según la hora y los poetas, Medea es culpable e inocente, ejemplo de barbarie y rebeldía lúcida, enemiga de la razón o su instrumento. En cierto modo, es una metáfora que se cuenta desde hace 2500 años. Sin embargo, el poder de esta oscura hechicera, como todo mito verdadero, no es un poder de embrujo y recuerdo, un breve destello del pasado. Su fuerza y atracción vienen de su actualidad, de su capacidad para recrear las condiciones del presente, aquellas situaciones que nos reflejan, y las opciones vitales que podrían ser las nuestras, ahora mismo.

La tragedia de Medea le interesa a Pérez por otros motivos. La inconstancia, cercana al repudio, que demuestra Jasón en el compromiso matrimonial, contrasta con la locura de amor que padece una mujer poderosa dispuesta a cualquier cosa con tal de preservar el núcleo familiar. Dispuesta, llegado el momento, a acabar con la propia familia. El sacrificio de amor de Medea, que es matar a lo que más quiere y perder definitivaa oscuridad intensa es el pasaje hacia

el otro lado, la dimensión donde se cuenta la historia. Un lugar al que mente a quién le dio esos hijos, es una opción extrema, por lo tanto el autor logra dotar a tan terrible acción con una lógica del cotidiano inexplicable.

Debilitada, Medea arde bajo la única luz que destella sobre ella. En tanto Nupcia, transformada en poderosa, grita a los vientos quién es y qué hizo esa mujer. “Jasón los mató cuando nos abandonó”, responderá escarmentada entre sollozos. En respuesta, el relato logra magnitud en la descripción sórdida, opresiva, cuando Medea refiere la huida con sus hijos, escondidos en un trineo arrastrado por ella entre la maleza del bosque, hasta llegar a otro lado paraesperar a su marido por días y noches, es la poesía más elevada de toda la obra, donde no se da aquello de que “el amor muere de hastío y el olvido lo entierra”.

Los apagones son el juego para pasar los abismos del tiempo, donde Medea será más agria y agresiva consigo como con la prostituta que llega para rogarle un favor.

El logro es de Carlos Ianni, el director que también musicaliza este portento, con un vestuario excepcional de Belén Serra Delmar. No hay elementos escenográficos, sólo la caja que es río, desierto, pedestal y trono. La luz está diseñada con la puntualidad requerida por los parlamentos y diálogos, es excepcional desde el punto donde cada uno, a lección, percibe columnas de templos o pilares de edificios públicos; de lugares separados ligeramente. Cada espectador ve lo que le viene desde las palabras exactas de este libro original y del mito, de la tragedia de Eurípides.

María Forni compone una Medea intemporal maravillosa. Silvia Petcoff la sigue en este tour de force impecable, con su Nupcia seductora y desesperanzada, dos actrices palpables en un manifiesto para el archivo perenne de la memoria elegida.

Discriminación, exilio, deseo y promesa, traición, decepción y venganza, son las hilachas que se desprenden del manto de la hechicera, despojos con los que se teje el lienzo de El término.

“Tuve otro nombre, un nombre único. El más querido, el más vulgar. El más dulce de todos los nombres, pero sólo se me reconoce éste, el impío, el maléfico”. Recién entonces comienza una caminata lenta, inmortal por la oscuridad, hacia ese destino inconmovible, de frente al viento, ese escultor incansable y eterno.

Eduardo Echániz. Arte Cultura

Domingos 18 hs.

Entrada: $ 30. Estudiantes y jubilados: $ 20.

CELCIT. Moreno 431. Reservas al 4342-1026

Este espectáculo cuenta con el apoyo de Proteatro

Más información en www.celcit.org.ar


Las actividades del CELCIT han sido declaradas de Interés Cultural por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires


INFORMACIÓN DE PRENSA Nº 075

Agradecemos su difusión

No hay comentarios:

Archivo del blog

Datos personales