BASEOTTO OMITIDO
El cuestionado Clarín se ve obligado a reflotar viejas notas para salvar algo de su imagen y así lo hace ahora con el robo de bebés en Añatuya, una nota de hace 3 años, pero, al mejor estilo Clarín, esta vez omiten prolijamente a moseñor Baseotto, implicado en el hecho. ¿ Hasta dónde se puede caer ? ¿ cuán bajo ?
Un pueblo bajo sospecha
Un pueblo bajo sospecha: investigan una red de tráfico de bebés en Santiago del Estero
Es en Añatuya. En una causa penal se denunciaron a funcionarios judiciales, médicos, empleados del Registro Civil y hasta al ex obispo local, monseñor Antonio Baseotto, por sustracción de recién nacidos.
Silvina Heguy. SANTIAGO DEL ESTERO. ENVIADA ESPECIAL
Yolanda Vázquez tuvo seis hijos, pero de tres no sabe nada. En
Yolanda Vázquez vive en una casa de ladrillo con un pozo de agua desmoronado a mitad de su patio en el pueblo de Añatuya, a casi 200 kilómetros de la capital santiagueña. Su historia aparece en un expediente que fue abierto de oficio por una fiscal hace tres meses y es parte de una trama de denuncias y acusaciones cruzadas que incluyen a funcionarios, médicos, parteras, un ex obispo y a monjas y que deja a un pueblo, Añatuya, bajo sospecha.
Desde
Frente a
Mientras tanto, una delegación del Ministerio de Justicia de
Para la funcionaria, lo fundamental es lograr que se apruebe una ley federal que castigue al delito y también se debe "entender que los chicos tienen derecho a conocer su familia de origen". Por eso, la semana pasada hubo un taller para explicar este derecho: fueron 300 santiagueños.
El Hospital Zonal de Añatuya es un edificio bajo que ocupa un predio casi al borde del pueblo de 12.000 habitantes y no más de diez cuadras de ancho. Registra 104 partos mensuales y su zona de influencia se extiende en 68.000 kilómetros cuadrados de montes y caseríos aislados.
Era casi el mediodía del viernes 5 de mayo pasado y en los pasillos esperan cientos de mujeres. Muchas aferradas a sus bebés. Mariela tiene 25 años y 18 horas atrás estaba en la sala de partos: esperaba que la pediatra atendiera a su hija recién nacida. "No la dejé nunca solita, a ver si me la cambian". Sucede que las sospechas cuando no se investigan manchan a todos: "Mi hija tuvo en el pasillo de entrada, no llegó a la sala. Yo estaba desesperada, seguía al bebé, tenía miedo que me lo cambien", contaba Elda Ramírez (56).
Norma Ceja asumió hace más de un año la dirección del hospital, pero hace 10 que trabaja como médica allí. Asegura: "Nunca he visto que se haya vendido un bebé". Ceja está vestida con un traje que —cuenta— casi nunca usa. Pero es un viernes distinto: pegado a la sala de Maternidad, se inaugura un Registro Civil. Su función sería terminar con la cantidad de chicos indocumentados y también ayudaría a imposibilitar que parejas de afuera anoten como propios, hijos ajenos.
"Recién ahora no tenemos miedo a denunciar. ¿Quién iba a hacerlo cuando gobernaba (Carlos) Juárez?", se pregunta Silvio Sosa, un hombre de 59 años y quien acusó directamente al ex obispo de Añatuya, Monseñor Baseotto —desde el 2002 vicario castrense—, de no haber ayudado a investigar su denuncia sobre una monja que "cambió mi hijo recién nacido por uno muerto" (Ver "En el libro...").
Las acusaciones por supuestas adopciones ilegales llegan cerca de Baseotto. A su chofer, Bernardo Jara, lo denunció su hija María Angela por supresión de identidad. La anotó como hija biológica, pero es adoptada. Frente al juez, Jara —según constató Clarín— aceptó su culpa, pero "el delito prescribió", se defendió. La chica de 23 años sólo quiere saber quiénes son sus padres.
María Roberta Gerez, en cambio, sólo quiere salir de la cárcel. Está detenida por prostitución y corrupción de menores. Cayó presa al poco tiempo que denunciara que una de sus hijas la tendría una hermana de Baseotto.
COLABORO: Julio Rodríguez
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