viernes, 18 de abril de 2008

Esta noche, el CELCIT reabre sus puertas

ESTA NOCHE, EL CELCIT REABRE SUS PUERTAS

Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral

Desde 1975 al servicio del teatro argentino y latinoamericano


Dos obras de Gené, en la apertura

Esta noche, el CELCIT reabre sus puertas

Carlos Ianni repasa un año difícil que terminó de la mejor manera: con flamante sala en la calle Moreno

"Ha sido todo tan fuerte, tan intenso, que todavía no lo puedo creer." Carlos Ianni pronuncia la frase lentamente, como en un suspiro. Lo que a este hombre de teatro le cuesta creer es que luego de un año de agitada búsqueda, la institución que dirige no sólo tenga sala sino que esté en condiciones de comenzar una nueva temporada, cosa que sucederá hoy y mañana, a las 20.30, con el estreno de la primera y la segunda parte (respectivamente) de una trilogía de Juan Carlos Gené: Factor H: Williams Hnos. S. A. y Factor H: Moscú.

Cuando en enero del año pasado les comunicaron a Gené y a Ianni (cúpula del Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral, CELCIT) que ya no les renovaban el contrato de alquiler de la sede que ocupaban en calle Bolívar porque los propietarios necesitaban venderlo, poco menos que se les vino el mundo abajo. Lo primero que se les ocurrió fue preguntarse si tenían ganas y fuerzas como para volver a empezar, y antes de responderse a ellos mismos, decidieron patear la pelota hacia afuera para ver si volvía. "Pensamos que si a la gente le interesaba lo que hacíamos iba a valer la pena el esfuerzo, y si a la gente no le interesaba, estábamos dispuestos a bajar banderas. Pero fue tan abrumadora la respuesta que no lo pudimos seguir dudando", cuenta Ianni en un recreo de los ensayos que lleva adelante de las dos obras que estrenará el próximo fin de semana ("Los ojos abiertos de ella", de Raquel Diana, y "Las mujeres entre los hielos", de Agustina Muñoz) en la flamante sede de Moreno 431.

FUERZA

Evidentemente, la pelota volvió a la cancha con fuerza, con tanta fuerza que nunca tuvieron que apelar al clásico mecanismo de buscar en un suplemento de clasificados. Cada una de las propuestas les llegó directamente de manos de distintos interesados o de desinteresadas recomendaciones sobre dónde acercarse a preguntar. Así llegaron al edificio de la calle Moreno, uno que pertenece y ocupa la Fundación para la Educación la Ciencia y la Cultura (FECIC), creada por discípulos de Bernardo Houssay.

Allí, en las dos plantas del subsuelo donde alguna vez funcionó la imprenta de una vieja exportadora de cereales, Ianni y Gené vislumbraron que era factible hacer un teatro y se pusieron manos a la obra, literalmente, ya que volver realidad esas imágenes implicaba una construcción de envergadura con importantes costos.

La ayuda llegó no sólo en consejos, sino también en dinero constante y sonante, tanto es así que el 40 por ciento del monto total de lo que demandó la refacción provino de donaciones de grupos de teatro y maestros de actuación que entre agosto y noviembre del año pasado derivaron todo lo recaudado en talleres y funciones al CELCIT. El resto del dinero provino de recursos propios y también del Instituto Nacional del Teatro, de Proteatro, del Fondo Nacional de las Artes, del Fondo Metropolitano de Cultura, de la Cámara de Diputados de la Nación y de la Presidencia de la Nación. "Indudablemente, el gran acierto fue haber dado a conocer todo lo que fue pasando, paso a paso, con nuestra situación", sigue Ianni.

-¿Por qué cree que tuvieron tanto apoyo? Otras salas no han tenido la misma suerte.

-Puede sonar soberbio, pero creo que en parte ha sido porque hemos recogido lo que hemos sembrado en más de 30 años de trabajo. Aquí se han formado muchos actores, gran cantidad de grupos de teatro han tenido giras gracias al apoyo del CELCIT y hemos publicado y estrenado obras de decenas de autores.

-Cuando todo comenzó dio la sensación de que estaban enfrentando una situación injusta y había que salir en su ayuda ¿Fue así?

-No para nada, los dueños tenían la legítima necesidad de vender y así nos lo manifestaron, lo que pasó fue que su decisión nos agarró de sorpresa; de hecho, estábamos a punto de comenzar una serie de refacciones en el teatro, que suspendimos de inmediato. Pero nunca quisimos dar esa sensación. Los dueños del local se portaron muy bien con nosotros y nos dieron mucho tiempo para poder continuar casi normalmente la programación del año, a la par que buscábamos lugar.

Pasado el susto, los integrantes del CELCIT, sus alumnos y sus seguidores respiran aliviados. Ya tiene impecables salas (una para obras y otra para ensayos), camarines, baños y oficinas por los próximos diez años, al menos. Y desde esta noche las puertas estarán abiertas para recibir al público de antes y al nuevo, que es siempre bienvenido. Y quizá cuando Ianni vea la sala colmada pueda, finalmente, creer lo que le está pasando.

Verónica Pagés. La Nación. 18 de abril de 2008


Las actividades del CELCIT han sido declaradas de Interés Cultural por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires


INFORMACIÓN DE PRENSA N° 069

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